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| Karen Horney |
La vida en sí sigue siendo un terapeuta muy eficaz.
Si quieres sentirte orgulloso de ti mismo, haz cosas que te hagan sentir orgullo.
La intensidad de la angustia es proporcional al significado que la situación tenga para la persona afectada; aunque ella ignore esencialmente las razones de su ansiedad.
La psicología de la mujer hasta el momento representa en realidad un depósito de los deseos y las decepciones de los hombres.
El concepto de lo normal no sólo varía con las distintas culturas, sino también con el tiempo, en idénticas condiciones culturales.
La racionalización es el autoengaño de la razón.
La mayoría confunde su necesidad del prójimo con una presunta disposición al amor, ya sea por señalada persona o por la humanidad en general.
Si quieres encontrar un camino, la mejor vía para sentirte seguro es tomar la vía que ya está indicada.
Una persona perfectamente normal es algo muy extraño en nuestra sociedad.
Al igual que todas las ciencias y todas las valoraciones, la psicología de las mujeres hasta ahora se ha considerado sólo desde el punto de vista de los hombres.
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| Karen Horney |
La preocupación nos debe conducir a la acción, no a la depresión.
Hay que ayudar al neurótico para que se reintegre, para que se dé cuenta de sus verdaderos sentimientos, para que desarrolle su escala de valores y se relacione con los demás, basándose en sus sentimientos y convicciones.
La ilusión del amor, aunque resultado de un comprensible equivoco entre el auténtico apego y la necesidad neurótica, cumple la indudable función de permitir la conquista del cariño.
Afortunadamente análisis no es la única manera de resolver los conflictos interiores. La vida en sí sigue siendo un terapeuta muy eficaz.
El conflicto nacido de actitudes incompatibles constituye el núcleo de la neurosis.
Nadie puede salirse totalmente de su tiempo porque, por muy agudo que sea su pensamiento, siempre estará influido por sus condiciones.
Las actividades neuróticas son casi una caricatura de los valores humanos a los que se asemeja. Les falta espontaneidad y sentido.
Un neurótico inclusive puede experimentar autentico terror cuando se halla a punto de comprender que alguien le ofrece sincero cariño o amor.
El miedo y la angustia son, ambos, reacciones proporcionales al peligro, pero en el caso del miedo el peligro es evidente y objetivo, en tanto que en el de la angustia es oculto y subjetivo.
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