«La responsabilidad no es una carga, sino una oportunidad para hacer una diferencia positiva en el mundo.» Erich Fromm

miércoles, 15 de junio de 2022

HABLANDO DE GENIOS


HABLANDO DE GENIOS



Albert Einstein tuvo un coeficiente intelectual (IQ) estimado en 160, Isaac Newton 190 y el de Mark Zuckerburg es de 152. Estos hombres son conocidos como genios. ¡Pero existió una persona, cuyo coeficiente intelectual se estima rondaba entre 250 y 300! William James Sidis, el hombre más inteligente que alguna vez ha pisado la Tierra, un niño prodigio y matemático excepcional, un maestro en múltiples dialectos y un autor talentoso también, aunque no es conocido.

William nació en Nueva York en 1898. Su padre Boris fue un psicólogo ejemplar que obtuvo cuatro grados de Harvard. Su madre también tenía un doctorado en Medicina. Como sus padres eran genios de por sí, se creía que William James Sidis lo era también, pero su inteligencia resultó ser mucho más elevada.

Con solo 18 meses, era capaz de leer The New York Times. A los 8 años, aprendió de manera autodidacta latín, griego, francés, ruso, alemán, hebreo, turco y armenio. Además de los 8 idiomas, también inventó el suyo propio al que llamó “Vendergood”.
Se convirtió en la persona más joven admitida en Harvard

Muy consciente de su inteligencia, su padre intentó apuntarlo en Harvard, pero fue rechazado ya que William tenía solo 9 años. Dos años después, la universidad lo aceptó y William se convirtió en la persona más joven en ser admitida por Harvard, en el año 1909. En 1910, sus conocimientos sobre matemáticas crecieron tanto que comenzó a dar conferencias a sus profesores, ganándose el título de “niño prodigio”. Completó su licenciatura en Medicina a la edad de 16 años.

Poco después de graduarse, William dijo a los periodistas que deseaba vivir una vida “perfecta”, que, según él, pasaba por recluirse. También añadió que tenía la intención de no casarse nunca.

Además de la fama no deseada, su decisión también fue una muestra de la presión a la que se enfrentó desde su nacimiento. Durante ese tiempo, en Estados Unidos se creía que se podía convertir a los niños en prodigios con una correcta educación. Siendo un psicólogo de talento, el padre de William estaba dispuesto a hacer que su hijo brillara como una estrella. Para conseguir esta meta, aplicó sus propios enfoques psicológicos en la crianza de su hijo y lo impulsó. Aunque a William le gustaba aprender de niño, su opinión cambió cuando alcanzó la edad adulta y culpó a su padre de esto. Cuando Boris falleció en 1923, William se negó a asistir a su funeral.

Al igual que su padre falleció a los 46 año de una hemorragia cerebral.

Adaptado de El confidencial.

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